miércoles, agosto 17, 2011

VIZCACHAS Y AMIGOS






Luego de Una ardua semana de trabajo y estudio, mi ansiedad estaba al limite, mi mujer me echo de la casa libremente eludiendo que estaba insoportable y necesitaba irme a Cazar.
Todo a las apuradas como siempre paso por la Casa de Alfredo el viernes a las 14:hs, el siempre listo con el Mate en la mano me esperaba para salir. De ahí a la casa de Diego, cargar las cosas y partir lo mas rápido posible la salida se hace interminable. Pero una ves en la ruta se pasan todos los males, mate de por medio, chamame, charlas amenas y alguna que otra broma; el viaje se empieza a disfrutar.
Arribamos a La Paz cargamos combustible y partimos al campo de Beto. Cuando estábamos llegando divisamos la figura de Roberto a Caballo por el camino, venia de arriar unos animales. Contento por nuestra visita nos indica que vayamos sin problema para la estancia. Beto el padre se encontraba en cama con fiebre. Así que nos dispusimos a armar el campamento bajo un hermoso algarrobo rodeado de ortigas, que nos complicaron la armada.
Diego un experimentado cazador tiene todos los implementos necesarios y ordenados, es una tranquilidad salir con el en estas travesías ya que nunca falta nada.
Enseguida Roberto se nos acerca al campamento donde compartimos unos Fernet con Coca indispensables para asentar el pulso antes de la cacería. Como siempre la gente de campo, se ofrece amablemente a prestarnos sus instalaciones y brindarnos toda su amistad, gente de corazón abierto y pura bondad.
Luego de armar un fuego, para calentar el ambiente y por supuesto hacer el asado de rigor. Roberto se ofreció a guiarnos a las vizcacheras. Yo con mi Ruger 10/22 con mira Bushnell Scope Chief y Diego con su Marlin 60 y Mira Shilba Master Hunter, en ambos casos utilizamos municion CCI MINIMAG HP, las mas precisas a la hora de pegar. Con una precisión envidiable de cualquier GPS, y mus sigiloso, nos llevó por la inmensa oscuridad y nos alumbraba cada vizcachera, una tras otra, claro su campo es como el patio de nuestra casa se lo sabe de memoria.
Enseguida los primeros resultados Diego acierta su primer tiro de todos los efectivos de la noche, directo a la cabeza; el pregona - a la cabeza o nada - sino siempre se va herida. Estos roedores tienen una fortaleza característica y hemos comprobado que si no se pega en un punto letal, escapan y se meten en la cueva donde morirán mas tarde seguramente, por eso es preferible a nuestro parecer errar un tiro a la cabeza y no permitir que el animal muera en su madriguera por un proyectil mal pegado.
Y Alfredo también certero con su cámara comenzó a sacar las primeras de las muchas imágenes que permitirán el recuerdo permanente de esta aventura.
Luego de una ardua caminata, volvimos al campamento con 5 vizcachones, todos grandes y machos. Nos explicaba Roberto que posiblemente las hembras estén preñadas y por eso no salen de las cuevas y se vieron pocos roedores en comparación a lo que estamos acostumbrados. Por eso solo vimos machos grandes merodeando fuera de la cueva.
La cacería es lo mas lindo, pero llevarlas a la ranchada es lo mas feo, son incomodas y pesadas pero el sabor de su carne vale el esfuerzo. Por eso las despanzamos en el lugar y Diego nos mostró la forma de llevarlas mas cómodamente con un palito atravesado por los garrones, como podrán apreciar en las fotos (ojo esta patentado).
Ahora si, festejamos la primera incursión con un azadazo y la muy ponderada bebida negra espumosa. Asado mucha charla y a dormir con una noche fría pero con la panza llena. Les recomiendo que antes de invitar gente a cazar pidan el curriculum de ronquidos, porque ni diego ni quien escribe pudo pegar un ojo en toda la noche, ya que Alfredo nos dio un concierto de tonos de ronquidos, por eso el sábado le armamos otra carpa y se fue a dormir solito.
El sábado nos levantamos temprano Verdes infaltables de por medio y nos fuimos a buscar el Ciervo Axis, que abunda en la zona, preparamos el fusil Mauser 7.65 con puntas Hornady RN y partimos. Vimos muchos rastros y pasadas pero no pudimos ver ninguno.
A la tarde luego de conseguir permiso en otro campo, y con la ayuda de dos guias de la zona entramos en otro campo, muy extenso por cierto, para ver si cambiaba nuestra suerte. Yo no pude ver ningún ciervo, pero Diego tuvo el placer de ver dos tropas de mas de 10 animales, a los cuales no pudo abatir ya que no le dieron un blanco certero.
Volvimos a la ranchada con la esperanza de que con estos nuevos datos y permisos en otra oportunidad podríamos alcanzar el ansiado trofeo. Lo bueno es que nos esperaba un Guiso de Lentejas calentito para apaliar el frio y el hambre de la caminata.
Esto es lo mas lindo de la caceria disfrutar con amigos de un buen fuego, buena comida, de anécdotas de noches estrelladas y aire de lo mas puro. El domingo nos levantamos temprano para arreglar todo y poder llegar a comer al medio dia con la flia y partimos. Beto nos preguntó cuando volvíamos y le dijimos que pronto, que no va a faltar oportunidad, ni ganas.

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